Un poema de Navidad

By Jedd Medefind on diciembre 23, 2018

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La fe cristiana insiste en que el dolor más profundo y el bien más elevado están unidos. No se trata sólo de que lo dulce y lo doloroso vayan a menudo de la mano. Es también que, en nuestro mundo caído, la mayoría de las veces están entrelazados, sacando su propia vida el uno del otro. Sí, en el cielo el bien vendrá sin mezcla. Pero aquí, el carácter surge de las pruebas... el propósito rara vez se encuentra fuera del sacrificio... la empatía nace en el dolor... las amistades más ricas surgen de las dificultades compartidas... y la redención siempre está ligada al amor que se entrega.

Ciertamente, esta realidad late en el corazón de la acogida y la adopción, en el servicio a los huérfanos y en la labor de restauración familiar en todo el mundo. (De ahí el tema del Cumbre CAFO2019 será:  En el quebrantamiento y la belleza... es Bien.)

Esta verdad nunca estuvo más presente que en la cruz. El mal no podía ser vencido en el triunfo de una conquista militar, sino que tenía que ser absorbido en el dolor angustioso: la hoja del pecado recibida como una lanza en el costado.

Aunque quizá más sutil, lo que ocurrió en el establo de Belén nos dice lo mismo:

 

Navidad

Sin ese Don,

Toda la vida es un gran paquete,

Dorado en lazos y envoltorios,

Streaming prometedor,

Pero vacía.

Pero con ese primer Regalo,

Envuelto en una fina película

De mucosa y sangre,

Cada regalo, incluso los que están envueltos en dolor, pena, duda...

Aún susurran que todo lo bueno es

Aún está por llegar.

 

 

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