La Philanthropy Roundtable (Mesa Redonda sobre Filantropía), un respetado grupo de reflexión de Washington centrado en el compromiso filantrópico, ha publicado recientemente un artículo muy significativo en el que se pregunta si las donaciones de los cristianos estadounidenses se están desplazando cada vez más de las prioridades locales al compromiso en el extranjero. El autor, Karl Zinsmeister (ex director del Consejo de Política Interior de la Casa Blanca), se basa en numerosos datos y anécdotas para poner de relieve el importante aumento de las donaciones de los evangélicos al ministerio en todo el mundo. También se pregunta, provocadoramente, si esta tendencia significa una menor preocupación por las necesidades cercanas.
Recomiendo encarecidamente el artículo completo, A las Naciones. Es un tema vital que los cristianos reflexivos deben abordar seriamente. Porque aunque el servicio y las donaciones cristianas no conocen fronteras nacionales, el amor al mundo significa poco si no incluye un amor sacrificado por el prójimo cercano. Debemos tener mucho cuidado con el hecho de que "gustar" de una causa en Facebook o enviar fondos al extranjero o incluso un viaje misionero de una semana son mucho más fáciles que pasar tiempo con la viuda que vive al otro lado de la calle.
Pero, afortunadamente, no creo que estas dos llamadas sean contradictorias. De hecho, todo lo que veo revela que pueden reforzarse mutuamente. Como compartí con Zinsmeister, el interés cristiano por las donaciones al extranjero y nacionales suelen reforzarse mutuamente. Los donantes, voluntarios y familias que se interesan por los huérfanos en el extranjero suelen implicarse al mismo tiempo en el sistema de acogida de su propio país.
La próxima Cumbre VIII subraya esta realidad. En la Cumbre, los temas de la adopción (tanto nacional como internacional), la acogida (nacional) y el cuidado de los huérfanos (mundial) están continuamente entrelazados. Cada uno de ellos es una expresión vital de la clara llamada de las Escrituras a cuidar de los huérfanos. Y, a menudo, las personas que recaudan fondos para apoyar a las iglesias de África o Ucrania en el cuidado de los huérfanos allí, también están comprometidas con el cuidado de acogida local y el apoyo a la adopción aquí en casa. Cuando la preocupación cristiana por los huérfanos surge como respuesta al corazón de Dios, nos apasiona ver a la Iglesia ocupándose de los niños vulnerables, vivan en el otro extremo del mundo o al otro lado de las vías.