Justicia y vida interior

By Jedd Medefind on febrero 23, 2017

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"No estoy seguro de poder seguir adelante", dijo. Él y su esposa se habían trasladado a África para servir a mediados de sus 20 años, con los ojos brillantes. Pero tras casi una década de altibajos, las decepciones parecían empequeñecer los progresos. "Siento que he terminado".

He oído palabras similares de madres adoptivas y padres de acogida, trabajadores sociales y misioneros, líderes políticos y voluntarios de CASA. Me las he dicho a mí misma más de una vez.

El cansancio y la decepción pueden secar el idealismo, dejando nuestros nobles sueños cojos como tallos de maíz en la sequía.

La verdad es que casi cualquier obra de justicia y misericordia será más dura y larga de lo que imaginábamos al principio. Una pequeña cosa tras otra, el cansancio y la decepción pueden dejar seco el idealismo, dejando nuestros nobles sueños cojos como las existencias de maíz en la sequía.

¿Qué puede sostenernos cuando deja de llover? He aquí una verdad sencilla: si no tenemos una Fuente bajo la superficie, acabaremos por quedarnos secos.

¿Qué tiene que ver la Justicia con la Vida Interior?

Justicia. Vida interior. Nuestras mentes clasifican de forma natural estas ideas en categorías opuestas. Lo exterior frente a lo interior. Hechos frente a pensamientos. Acción frente a contemplación. Pero esta separación es mortal, ya que los dos no pueden sobrevivir mucho tiempo separados.

Parafraseando el libro de Santiago, una "vida interior" que no produce obras exteriores ya está muerta. Pero con la misma certeza, las acciones de justicia y misericordia que no estén arraigadas en lo más profundo de la vida interior también perecerán pronto.

Cualquier otra fuente de alimento -ya sea el anhelo de reconocimiento, el idealismo de corazón puro o el dolor sincero por las heridas del mundo- puede impulsarnos durante un tiempo. Pero, con el tiempo, se verán superadas por el gran dolor del mundo.

Debemos cultivar

"Si permanecéis en mí, daréis mucho fruto", prometió Jesús. Este permanente es casi invisible, como un roble que hunde los dedos de los pies en la tierra dura; es tan misterioso como la forma en que el árbol de un floema eleva el agua de las raíces a las hojas. Permanecer es todo don y maravilla; gracia inmerecida.

Sin embargo, de alguna manera, también elija es. Debemos participar en el cultivo de esa vida profunda, como cualquier buen agricultor cuida sus cosechas aun sabiendo que sólo Algo más allá de él puede hacerlas crecer.

Los santos a lo largo de la historia han descubierto que hay pequeñas y humildes opciones que riegan el alma. Estas prácticas hunden nuestras raíces: las disciplinas de la soledad y el silencio, el sábado y la sencillez, la memorización de las Escrituras y la acción de gracias elegida, y otros hábitos practicados principalmente fuera de la vista. Nutren una vida oculta que, con el tiempo, se eleva hasta convertirse en frutos que podemos ver y que otros pueden saborear.

Los santos a lo largo de la historia han descubierto que hay pequeñas y humildes elecciones que irrigan el alma.

Aprender a hacerlo juntos

La vida moderna tiende a desecar nuestra vida interior, desde la tecnología siempre activa hasta la actividad incesante tanto en el trabajo como en el ocio. Cultivar la vida interior exige ir a contracorriente de la cultura e incluso de nuestros propios hábitos. No puede hacerse sin una visión clara del por qué y del cómo. Y lo mejor es hacerlo con los demás.

Por ello, el tema del Cumbre CAFO2017 de este año es "Justicia y vida interior". Exploraremos juntos por qué y sobre todo cómo podemos cultivar nuestra vida interior, especialmente en medio de las heridas de nuestro mundo.

Escucharemos a oradores principales como Ruth Haley Barton (autora de mi libro favorito escrito sobre este tema en los últimos años) y otros que lideran y viven estas cosas. Tendremos una serie de talleres y experiencias dedicados también a la justicia y a la vida interior. También tendremos oportunidades y salas reservadas para realizar prácticas individuales y corporativas que alimenten y refresquen en lo más profundo. Espero que puedas unirte a nosotros para todo esto.

Lo que más necesitan quienes servimos

Una vida interior vibrante es vital si esperamos perseverar. Pero hay algo aún peor que renunciar: es persistir en dar, pero sin amor. Podemos seguir sirviendo, pero la luz ha abandonado nuestros ojos. Cuando esto sucede, la persona herida que tocamos sólo siente una fría filantropía. Podemos satisfacer sus necesidades físicas, pero nuestro trabajo por ella ya no le susurra que tiene un valor incomparable.

La mayor necesidad de toda alma humana no es simplemente ser atendida. Es ser amado, y saber que lo somos. 

La mayor necesidad de todo huérfano... de todo joven en acogida... de todo padre que lucha... de toda alma humana... no es simplemente ser atendido. Es ser amado, y saber que lo son. Eso sólo ocurre si la niña ve que nuestros ojos se iluminan cuando entra en la habitación; sólo cuando la madre soltera sabe que estamos presentes de todo corazón cuando comparte su historia; sólo si el delincuente juvenil oye ternura y respeto en la forma en que pronunciamos su nombre.

Que El amor no es algo que podamos ponernos. No se puede fingir durante mucho tiempo. Sólo surge como fruto de una vida interior vibrante, de raíces hundidas profundamente en el amor de Dios y que beben diariamente de él.

Ese es el único manantial. Es el único camino seguro para perseverar en medio del dolor y la decepción que siempre llegan. Es nuestra única esperanza de mantener corazones ligeros mientras llevamos cargas pesadas. Es la única manera de que nuestra entrega se vista siempre de amor sincero.

Si queremos dar a los demás lo que más necesitan, lo que más necesitamos es una vida interior que beba profundamente de Cristo. La justicia y la vida interior sólo crecen juntas.

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