UNO puede ser un número realmente grande cuando se trata de acogimiento familiar

Por Jason Weber el 19 de mayo de 2017

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El número 1 tiene mucha prensa cuando se trata de clasificar las cosas por orden. Primer puesto, primera silla, primera ronda del draft. Después de todo, ¿quién no quiere ser...

Pero como cantidad, el número 1 no impresiona. Apenas es más que cero y apenas la mitad que su vecino, el número 2. Con uno de cualquier cosa no se consigue mucho. Una galleta Oreo hace que una persona se sienta incompleta. Un punto en la mayoría de los eventos deportivos no te hará ganar el partido (vale, aficionados al fútbol, os escucho, he dicho "la mayoría" de los eventos deportivos). Una persona ni siquiera es suficiente para correr en un balancín. Uno no es suficiente en muchos aspectos de la vida.

Sin embargo, a pesar de todas sus limitaciones, hay muchas personas que pueden señalar a una persona que realmente ha desempeñado un papel transformador en lo que han llegado a ser. Un entrenador, un profesor, un mentor. Cuando comprendemos el impacto que una persona puede tener en otra, es increíblemente estimulante. Cada uno de nosotros tiene dones y recursos que podrían tener un tremendo impacto en la vida de los demás, si los destináramos a ese fin.

El poder de uno se hizo aún más real para mí hace un par de semanas en nuestra Cumbre anual en Nashville. Fuimos anfitriones de la Voz Foster que contó con la participación de 5 adultos que, o bien pasaron mucho tiempo en hogares de acogida, o bien experimentaron las difíciles realidades que viven los niños en hogares de acogida. Fue una de las experiencias más impactantes en las que he participado en mucho tiempo.

Estas increíbles personas nos aportaron tanta sabiduría y perspicacia. Escuchamos, preguntamos, aprendimos y somos mucho mejores por ello. Uno de los muchos temas que surgieron fue la realidad de que una persona, un adulto comprensivo, puede tener un impacto tremendo en el curso de la vida de otra persona.

Crystal cuenta la historia de una trabajadora social que empezó a hablarle de su poesía. La trabajadora le preguntó si había pensado alguna vez en publicar su obra en un libro. Cuando Crystal le dijo que había pensado en ello, la trabajadora le dijo que quería encargar uno y le pidió una factura. Crystal se queda confusa y explica a la trabajadora que el libro aún no existe, que es sólo algo que ha pensado. La trabajadora lo entendió perfectamente y acababa de introducir una visión en la vida de Crystal que nunca olvidó.

Alex habló de una colocación en un hogar de acogida que tuvo como estudiante de primaria durante unos 18 meses. Ahora es marido y padre. Nos contó que, a día de hoy, la mujer que le acogió durante ese breve periodo de tiempo sigue siendo lo que piensa cuando piensa en el amor maternal.

Jaimie salió de un hogar de acogida y trabajaba de cajera en una tienda de comestibles. Con el tiempo, entabló amistad con uno de sus clientes. Con el tiempo, ese cliente descubrió que Jaimie había estado en acogida y le preguntó si seguía interesada en tener una familia adoptiva. Así fue y a los 19 años fue adoptada.

Diego llegó a casa de Aaron y Mary Blake siendo un adolescente. Desde que puso un pie en la entrada, supo que algo era diferente. Ahora, como esposo y padre, Diego habla de las cosas que hace por su esposa y del hecho de que todo lo que hace lo vio modelado por sus "papás". Allí adquirió una visión de lo que significa ser marido y padre, y comparte que eso cambió su vida.

En realidad, Kevin nunca ingresó en un centro de acogida. Había crecido en una familia de clase media-alta y había sufrido graves abusos. Se hicieron denuncias, pero, debido a su entorno aparentemente estable y acomodado, los investigadores nunca pasaron de la puerta principal y nunca se lo llevaron. Al final se encontró en la calle cuando era un adolescente que dormía en un tobogán tubular de un parque infantil. Uno de sus compañeros de baloncesto lo llevó a su casa y la madre de este chico le dio a Kevin un lugar al que llamar hogar. Con el tiempo, fue ella quien bailó con él durante el baile madre-hijo de su boda.

Los que escuchamos estas historias quedamos impresionados por el tremendo papel que una persona puede desempeñar en la vida de un niño en acogida. Es un recordatorio del poder que tiene cada persona para invertir un poco de sí misma en otra y de la diferencia que eso puede suponer. He aquí un par de preguntas para reflexionar:

  1. ¿Hay alguna persona que haya hecho o dicho algo que haya tenido un tremendo impacto en tu vida? ¿Qué tipo de inversión supuso para ellos hacerlo?
  2. ¿Hay alguien que conozcas en acogida que necesite que le demuestres cuánto crees en él? ¿Qué te parecería hacerlo?

 

 

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