Reflexiones sobre la VI Cumbre

By Jedd Medefind on mayo 4, 2010

No creo haber visto nunca la mano de Dios obrando tan evidentemente como en la Cumbre VI la semana pasada. Tanta gente vino dispuesta a dar mucho... y tantos vinieron dispuestos a recibir. Parecía que todos en la Cumbre hicieron ambas cosas, y la energía, el entusiasmo y la pasión resultantes por Cristo y por los huérfanos difícilmente podrían haber sido más conmovedores o dulces.

Innumerables personas han rezado por Summit durante meses, y nos alegramos de las oraciones respondidas más allá de lo que podríamos haber pedido o imaginado.

Pero aún más, ahora rezamos para que las semillas sembradas y cultivadas en la Cumbre crezcan y produzcan muchos frutos buenos en las décadas venideras. Que las relaciones forjadas se conviertan en asociaciones duraderas, que las ideas nacidas se conviertan en opciones concretas, que las pasiones despertadas se conviertan en acciones fieles.

Para los afectados por la Cumbre, me gustaría compartir algunos de los pensamientos que he estado recordando en los días transcurridos desde la Cumbre, en particular al reflexionar sobre las medidas que cada uno de nosotros puede estar llamado a tomar en respuesta.

No dejes que una gran visión te impida una pequeña obediencia. Puede ser emocionante tener la visión de una gran empresa, desde la construcción de un nuevo ministerio hasta convertirse en padre adoptivo. Pero también puede ser paralizante, sobre todo cuando pensamos en todo lo que nos llevaría llevarla a cabo. Pero ésa no es la llamada que Dios nos hace hoy. Su llamada, la mayoría de las veces, es a un pequeño acto de fidelidad hoy, un solo paso adelante. Todo lo que hay en el camino más allá del presente es asunto de Dios. Nuestra responsabilidad es la única acción que podemos hacer hoy.

Sé ferviente en la oración. Acercarse a un huérfano es acercarse a Dios. Ya sea a través de la adopción, del ministerio de los huérfanos o de otro modo, venimos -como Moisés- a pisar tierra santa. Así que siempre debemos avanzar con profunda reverencia y súplica. Igualmente importante, si Dios se preocupa profundamente por esta obra, debemos tener en cuenta que su enemigo también lo hace. Como en cualquier otro aspecto de la vida, esta batalla no es contra la carne y la sangre.

Recorre el camino con los demás. Jesús envió a sus discípulos en parejas, y Pablo nunca viajó solo. Si Dios te está llamando a un ministerio más profundo a los huérfanos, estoy seguro de que Él quiere que te involucres con co-laboradores, mentores y otros aliados. Búscalos, tanto en tu iglesia como en tu comunidad, y también como miembro de la creciente comunidad de la Christian Alliance for Orphans.

Nunca pierdas la conexión con la única Fuente que sirve para el largo viaje. La necesidad del mundo es inmensa, y tenemos motivos para llorarla, como hizo Jesús ante la tumba de Lázaro. Pero esto por sí solo no nos sostendrá en la distancia, especialmente cuando nos encontremos con decepciones y dificultades. La gran necesidad del mundo siempre superará nuestro entusiasmo por resolverla. El único manantial que nunca se secará es beber siempre del amor insondable de nuestro Dios, que nos persiguió, nos defiende y nos llama suyos. "Amamos porque Él nos amó primero".

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