Las mediciones de la salud mental han descendido bruscamente en las naciones occidentales durante la última década, especialmente entre los jóvenes. Esta época está marcada por dis-integración, sentida desde el nivel del alma individual hasta el de las instituciones milenarias, pasando por el de los asuntos nacionales y mundiales. En medio de esta fractura, prácticas cristianas muy ordinarias ofrecen dones extraordinarios. Son gracias -tanto especiales como comunes- que benefician incluso a quienes no reconocen su origen (Mateo 5:45). Y mientras la gravedad de nuestros días tira hacia fuera y nos separa, estas sencillas acciones tiran hacia dentro y nos unen... hacia el Reino de Dios. reinserción de un alma... y también, en última instancia, de familias, comunidades, instituciones y quizá incluso naciones.
