El actual Cristianismo hoy contiene un excelente artículo-foro en el que se argumentan los posibles beneficios y peligros de las misiones de corta duración. A continuación figura la parte inicial de los tres artículos. Le animo a que lea los tres artículos de una página, cada uno de los cuales contiene importantes observaciones, AQUÍ.
ABANDONAR PROYECTOS por Brian Howell
Las iglesias no deben abandonar los viajes, pero debemos abandonar la mayoría de los "proyectos" intensivos en viajes. Es bueno que los cristianos estadounidenses visiten a cristianos de otros lugares para ser testigos de lo que Dios está haciendo en todo el mundo. Es bueno que los cristianos estadounidenses visiten a los misioneros, aprendiendo de primera mano sobre su trabajo y cómo orar por ellos. La oportunidad de aprender de todos nuestros hermanos y hermanas que viven y trabajan en todo el mundo es un regalo que muchos de nosotros hemos recibido debido a nuestra relativa riqueza, acceso a la tecnología y tiempo libre. Deberíamos aceptar esta bendición con gratitud...
FIJAR PRIMERO LOS OBJETIVOS por David Livermore
Si el objetivo principal de un viaje de corta duración es sensibilizar y comprometer a la gente en la misión, quédese en el lugar. Las investigaciones demuestran que no se aumenta más la comprensión sobre la misión y la cultura yendo al extranjero que sirviendo cerca en un vecindario diverso. Pero si su viaje está vinculado a una iniciativa misionera de mayor envergadura con socios en el extranjero, puede que merezca la pena plantearse el viaje...
AMBOS TIENEN UN PROPÓSITO por Robert J. Priest.
Los viajes de misión y los proyectos locales no son alternativas contrapuestas. Cada uno sigue ritmos temporales diferentes. Los cristianos aprovechan breves espacios de tiempo discrecional -unas horas o un día- en los ritmos diarios y semanales del trabajo y la escuela para ofrecerse como voluntarios en proyectos locales. En cambio, los cristianos utilizan bloques vacacionales de una o dos semanas para viajes misioneros de doble finalidad: viajes que sirven a los demás y contribuyen a su propia formación espiritual. Al igual que las peregrinaciones, los retiros y los campamentos eclesiásticos, el viaje misionero funciona como un tiempo comunitario y sostenido de formación espiritual lejos de las obligaciones, distracciones y rutinas de la vida cotidiana en los espacios domésticos.....