Glenn Garvin
Ex Vicepresidente - Royal Family KIDS
La mayoría de los árboles genealógicos se representan como poderosos robles, pero Glenn se refiere al suyo como un cactus. Es fácil entender por qué Glenn, con dos madres y tres padres, describe así su origen. Glenn no ha visto a su madre biológica desde el día en que nació. Su padre biológico era una presencia caótica, entraba y salía de rehabilitación recuperándose de adicciones. Su padre adoptivo, alcohólico, se suicidó cuando Glenn tenía doce años. El miedo de su madre adoptiva a vivir sola dio paso al "psicópata Ben", el padrastro controlador de Glenn. Aunque la familia de Glenn no le daba muchas esperanzas para el futuro, todo cambió cuando Glenn, siendo adolescente, tomó la decisión de seguir a Cristo.
Dios ha redefinido la forma en que Glenn entiende la "familia", demostrando Su amor paternal a través de ejemplos positivos de maridos y padres en la Iglesia. Se necesitaron cinco adultos para arruinar su vida, ¡pero sólo un Jesús para transformarla!
El fruto nacido de esta transformación es extraordinario. Glenn y su esposa, Robin, llevan 29 años casados y han sido bendecidos con tres hijos: David (25) y su esposa Ally, Matthew (23) y Janae (20). Después de establecer y dirigir el segundo Campamento Royal Family KIDS, Glenn sirve hoy como Vicepresidente de Campamentos para Royal Family KIDS. Considera que su trabajo - desafiar a los adultos a dar de su tiempo, talento y tesoro en nombre de los huérfanos - es el de un "corredor de esperanza". Al igual que algunas personas compran y venden acciones, él realiza transacciones de esperanza utilizando la moneda del amor de Dios.
Recursos adicionales
El programa de radio de Rhonda
Notas de viaje
Si las iglesias pudieran cubrir los gastos de viaje y hotel, sería de gran ayuda. Sin embargo, como tenemos campamentos, clubes y grupos de mentores en todo Estados Unidos, se pueden discutir otros arreglos.
Temas de debate
Los momentos importan, Superar los malos tratos - Recuperarse, Romper el ciclo, Cuestiones de paternidad, La Iglesia y los malos tratos a menores