Si escuchas con atención a los jóvenes de hoy, oirás que tienen hambre de algo más que las vidas bien rellenas que los vendedores, la tecnología e incluso muchas iglesias intentan venderles continuamente. Te dirán que anhelan perseguir una vocación más grande que ellos mismos. Quieren una visión digna de sacrificio. Es la ausencia de tal visión que les hace conformarse, o buscar qué retazos de propósito pueden encontrar en los videojuegos o en los deportes extremos o en los viajes o en una miríada de otros sustitutos de la aventura más profunda para la que Dios les diseñó.
Pero no todos. Algunos de estos jóvenes -sedientos de Dios y de un propósito- están escuchando Su llamada a "defender a los huérfanos". Se están levantando de maneras que inspiran tanto a sus compañeros como a las generaciones mayores.
Muchos de estos jóvenes trabajarán con el Christian Alliance for Orphans para ayudar a dirigir la Conferencia Estudiantil de un día que formará parte de la VII Cumbre, el viernes 4 de mayo, con el título "Destiny Rescuing Destiny", dirigida a estudiantes universitarios, de secundaria e incluso a algunos de bachillerato.
Esta reunión no trata sólo del rescate de huérfanos que lo saben todo sobre la privación y la soledad. Se trata de rescatar a jóvenes estadounidenses con una buena situación económica, que lo saben todo sobre la pobreza de objetivos, vida espiritual y comunidad. En última instancia, se trata de los destinos de ambos, entrelazados, satisfaciendo mutuamente sus necesidades más profundas en respuesta a la llamada de Dios.
Junto con las experiencias de la Cumbre VIII en sentido amplio, los estudiantes explorarán juntos:
La motivación más profunda por defender a la viuda y al huérfano, libre de culpa.
Historias de los antaño huérfanos cuyos destinos han sido rescatados... y de estudiantes cuyas vidas dieron un giro al ir más allá de sí mismos.
Y oportunidades, conexiones y herramientas para la acción práctica.
Rezamos para que esta conferencia, la primera de su clase, lance a muchos estudiantes no sólo a preocuparse más, sino a actuar apasionadamente; no a la culpa, sino a una respuesta inspirada en el Evangelio a la llamada de Dios a cuidar de los huérfanos; no meramente a las buenas intenciones, sino al amor guiado por la sabiduría y derramado a lo largo de toda una vida.