"Muchas de las cosas que deberías aprender al crecer de un padre, la mayoría de los padres de acogida no te las ofrecen". Estas palabras provienen de un joven cuyo tiempo en hogares de acogida abarcó más de 30 hogares de acogida diferentes. Concretando más, describe: "Puede que nunca sepas cómo conseguir un trabajo, rellenar un currículum, cómo es la ropa de trabajo de un padre de acogida".
He escuchado reflexiones similares de muchas otras personas que crecieron en hogares de acogida, así como de jóvenes adultos de otros países que crecieron sin adultos que se preocuparan por ellos. Los relatos de los medios de comunicación y la compasión bienintencionada tienden a centrarse en los "grandes" daños a los que se enfrentan los niños: daños físicos, abusos sexuales, negligencia grave. Pero para muchos, a menudo son las "pequeñas" cosas las que se suman a los mayores retos de la vida: no aprender nunca a usar el hilo dental, el hecho de que los coches necesiten tanto gasolina como aceite, etc. y aceite para trabajar correctamente, o lo que es apropiado en una entrevista de trabajo.
Un breve vídeo de Washington Post TV ofrece un breve vistazo a esta realidad, centrándose en los retos a los que se enfrentan muchos antiguos jóvenes de acogida en su transición a la edad adulta y al mundo laboral. Vea "De los hogares de acogida al mundo laboral" a continuación.
Es doloroso pensar en cuántas lecciones pequeñas pero vitales -que los niños suelen aprender sin pensar en el seno de una familia sana- se pierden para muchos jóvenes de acogida y niños huérfanos. Sin embargo, esto también es una invitación. Son estas pequeñas cosas -el tipo de lecciones sencillas que cualquier adulto comprensivo puede compartir, a menudo simplemente con el ejemplo o en el contexto de conversaciones casuales- las que a menudo pueden marcar una gran diferencia.