Por qué la justicia y la misericordia brotan del Evangelio

By Jedd Medefind on enero 26, 2012

El tema de la VIII Cumbre (3 y 4 de mayo en la Iglesia Saddleback) es La justicia y la misericordia brotan del Evangelio. Pero, ¿por qué el Evangelio es la fuente de la justicia y la misericordia? ¿Por qué no sólo "buena voluntad" o "deber" o "idealismo"?

Por un lado, dado que todos hemos sido creados a imagen de Dios, cada persona tiene un cierto sentido de la justicia y un impulso hacia la misericordia. A pesar de nuestro quebrantamiento, conservamos la Imago Dei en lo más profundo de nuestro ser, recordándonos para qué fuimos creados. Esto es algo que celebrar, y los cristianos pueden hacer causa común con las expresiones de lo que los teólogos llaman "gracia común" dondequiera que aparezca.

Sin embargo, nuestro mundo está profundamente marcado por el pecado. Cada uno de nosotros también lo está. Y cuando esas dos realidades se rozan, hasta las intenciones más idealistas se vienen abajo. El entusiasmo acaba a un lado de la carretera, humeante y retorcido como un cacharro quemado.

Cuando un joven al que hemos orientado se pasa a la vida de las bandas. Cuando descubrimos que un compañero en un orfanato ha estado desviando dinero para sí mismo. Cuando una hija adoptiva rechaza nuestro amor. Cuando las estadísticas de las necesidades son mayores que la capacidad de nuestra mente para comprenderlas. Cuando un hijo adoptivo nos roba. 

En momentos así, descubrimos qué nos ha estado motivando y si es suficiente para llegar hasta el final. Si sólo nos hemos dejado llevar por la culpa... o el deber... o el idealismo, nuestras buenas intenciones empezarán a implosionar. A menudo nos iremos, desilusionados y amargados.

Pero por grande que sea el dolor del mundo, aún hay algo más grande. Si nos alimentamos de la Buenas noticias que late en el centro del universo, habrá algo más en la historia.

Porque servimos al Dios que nos persiguió cuando estábamos desamparados y solos. Al Dios que rescata y adopta. El Dios que nos invita a vivir como sus hijos e hijas. Y por grande que sea nuestro sacrificio para amar al niño indigente, es pequeño comparado con Su sacrificio para amarnos en nuestra indigencia.

En efecto, amamos... buscamos la justicia... mostramos misericordia... porque Él lo hizo primero por nosotros.

[Esta entrada de blog se compartió por primera vez en el nuevo blog de la página web de la Cumbre, diseñado para ofrecer información actualizada sobre los últimos planes, ponentes y mucho más de la VIII Cumbre. Visítelo AQUÍ].

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